SALUD
Andar en bicicleta mejora el bienestar de las personas, ya que tiene un impacto directo sobre nuestra salud física y mental.
Pedalear ayuda a que el cerebro se oxigene más, permitiéndonos pensar con más facilidad y lograr una mayor concentración. Quienes montan en bicicleta regularmente sufren menos enfermedades psicológicas y depresiones porque, al practicar este ejercicio, el cuerpo segrega hormonas que te hacen sentir bien y bajan los niveles de estrés.
Al andar en bici el ritmo cardíaco máximo aumenta y la presión arterial disminuye, con lo que reducimos el riesgo de infarto en un 50 %. Además, baja el colesterol LDL (el “malo”) y aumenta el HDL o colesterol “bueno”, haciendo que los vasos sanguíneos se conserven flexibles y saludables.
Martina Morán - Médica Fisiatra
La falta de ejercicio provoca dolores de espalda, reducción en la nutrición de los discos intervertebrales, incapacidad de amortiguar impactos y atrofia la musculatura. En este sentido, la postura que adoptamos cuando andamos en bici, con el torso inclinado hacia delante, hace que la musculatura de la espalda esté en tensión y se vea obligada a estabilizar el tronco haciendo que los dolores desaparezcan. Por otro lado, el movimiento que realizamos con las piernas fortalece la zona lumbar y previene la aparición de hernias discales.
Cuando andamos en bici, las rodillas funcionan protegidas porque el 80 % del peso gravita sobre el sillín. Esto hace que los nutrientes de las articulaciones puedan llegar a ellas con facilidad y difundir las sustancias beneficiosas.
Por último, montar en bicicleta hace que las células “comebacterias” del cuerpo, los fagocitos, se movilicen de forma inmediata potenciando nuestro sistema inmunológico y ahuyentando infecciones y hasta el cáncer.
Lucía Aldaz - Usuaria de Bicicleta